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Complicaciones Infrecuentes de los Pies Causadas por la Diabetes se están Volviendo Más Comunes 

POCOS PACIENTES O PROVEEDORES DE ATENCIÓN SABEN ACERCA DE ESTA AFECCIÓN DE LOS PIES QUE AMENAZA LAS EXTREMIDADES, O SOBRE SUS SEÑALES DE ADVERTENCIA

Al principio, Kim Schraeder no se preocupó por la hinchazón de su pie izquierdo. Después de todo, estaba haciendo doble trabajo mientras su otro pie se recuperaba de una cirugía.

“Tengo un umbral de dolor alto,’ dice ella. “Me dolía cuando caminaba, pero no pensé que fuese grave.”

 Pie de charcot

Tan solo un año antes, los médicos le habían diagnosticado diabetes a esta mujer de 48 años, madre de cuatro hijos. Le reciente cirugía de su pie derecho corrigió un juanete para prevenir la reaparición de ulceraciones diabéticas. A medida que la recuperación del juanete de Schraeder avanzaba, su pie izquierdo se movió hacia fuera. El tobillo se le dobló hacia dentro. El pie se le hinchó tanto que ninguno de sus zapatos le quedaba bien. La piel se sentía caliente y se enrojeció. Schraeder empezó a preocuparse.
Durante una cita de seguimiento con su cirujano de pie y tobillo, ella le contó. Su médico la miró y dijo, “Tenemos un problema.”

Schraeder fue diagnosticada con una complicación diabética poco frecuente llamada Pie de Charcot. Se estima que afecta a menos del uno por ciento de las personas con diabetes. Ahora los médicos del Colegio Estadounidense de Cirujanos de Pie y Tobillo (American College of Foot and Ankle Surgeons - ACFAS) dicen que la prevalencia del pie de Charcot parece estar creciendo a medida que más estadounidenses contraen la diabetes. A algunos les preocupa que pocos pacientes – o sus proveedores de atención de la diabetes – parezcan estar enterados acerca de esta complicación o sobre sus señales de advertencia.

El pie de Charcot es el repentino debilitamiento de los huesos del pie causado por una neuropatía severa, o lesión nerviosa, una complicación de los pies común en las personas con diabetes. Puede desencadenar una avalancha de problemas, incluyendo pérdida de articulación, fracturas, colapso del arco del pie, deformidad masiva, ulceraciones, amputación, e incluso la muerte. A medida que el trastorno progresa, la planta del pie puede adoptar una forma convexa, abultándose como el casco de un buque. Dado que la mayoría de personas con Charcot no pueden sentir dolor en sus extremidades inferiores, continúan caminando en el pie, causando más lesión.

El Charcot no puede ser reversado, pero sus efectos destructivos pueden ser detenidos si la complicación es detectada tempranamente.

Los síntomas del pie de Charcot aparecen repentinamente. Incluyen piel caliente y enrojecida, hinchazón y dolor. Una persona con diabetes que tenga un pie o un tobillo rojo, caliente o hinchado requiere atención médica de emergencia porque éstos también pueden ser síntomas de trombosis venosa profunda o de una infección.

Los médicos sostienen que los ambiguos síntomas del Charcot pueden conducir a diagnósticos equivocados. Dado que los pacientes no sienten dolor, los médicos pueden asumir que la hinchazón se debe a una infección y recetar antibióticos. Entre tanto el (la) paciente continúa caminando sobre un pie que está colapsando.

 

 J. T. Marcoux, DPM, FACFAS

“Más personas con diabetes, sus familias y sus proveedores de atención necesitan saber sobre el pie de Charcot,” dice J. T. Marcoux. DPM, FACFAS, uno de tan solo un puñado de cirujanos de pie y tobillo de Massachusetts que realiza reconstrucciones del pie de Charcot. “Cuando diagnostico a un paciente con esta complicación, llamo por teléfono a su médico de atención primaria y lo educo al respecto también.”
Schraeder dice que nadie le habló sobre Charcot. “No estaba siquiera dentro de mi vocabulario,” dice ella. “Si alguien me hubiese educado, creo que habría estado más consciente del hecho de que tenía un problema grave.”

Pero educar a los(as) pacientes y a sus proveedores de atención es tan solo la mitad de la batalla. Keith Jacobson, DPM, FACFAS es el cirujano de pie y tobillo de Houston que diagnosticó y reconstruyó el pie de Charcot de Schraeder. Él y Marcoux dicen que es poco lo que ellos pueden hacer cuando los pacientes son apáticos o están en “negación diabética.”

“He tenido pacientes que están literalmente ciegos, en diálisis y con neuropatías, que se rehúsan a admitir que tienen diabetes,” dice Jacobson. “He visto deformidades aterradoras con esta afección.”

 Keith Jacobson, DPM, FACFAS

Marcoux cuenta sobre una mujer de edad madura que él diagnosticó con Charcot. Generalmente el primer paso a seguir es inmovilizar el pie poniéndole una bota o un yeso al paciente, y evitar que el paciente apoye el pie mediante el uso de muletas o una silla de ruedas. Marcoux dice que su paciente estaba “en negación masiva” con respecto a su diagnóstico de Charcot.
“Traté de impedir que apoyara el pie, pero ella no lo hacía,” dice él. “Seis meses después vino con una infección en el hueso y un hueco pronunciado en su pie.”

Los cirujanos de pie y tobillo esperan ver más pacientes como ésa a medida que se disparan las tasas de diabetes.

Hoy, Schraeder ya puede caminar sobre ambos pies. Tres meses después de su diagnóstico de Charcot, ella se sometió a cirugía reconstructiva. Su recuperación incluyó pasar tres meses en un fijador externo tipo “halo” donde una serie de pines y tornillos se insertan en los huesos y se conectan a unas abrazaderas y varillas fuera de la piel. Ella usó luego una bota hecha a su medida durante cerca de un año.

La experiencia le enseñó a sus cuatro hijos a apreciar mucho más a su madre, dado que tuvieron que asumir todas las labores de cocina, limpieza y del lavado de la ropa.

“Ahora son como halcones,” dice ella. “Si estoy sentada descalza, se preocupan por  asegurarse de que mis pies no estén rojos, calientes e hinchados.”

 

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